Desde hace ya algunos años, Barcelona atrae las miradas y fascina a la comunidad internacional. Sus mil años de historia, apasionante en muchos de sus episodios, culminaron en I992 con la organización de los Juegos Olímpicos, que aumentaron su popularidad hasta cotas inimaginables. Se convirtió entonces en el orgullo del mundo, del que sobresalía para obtener un renovado y duradero prestigio. A pesar de no verse agraciada con un puerto natural y de haber sufrido diversas derrotas militares y desastres económicos, la ciudad condal ha conseguido una prosperidad económica envidiable y se ha convertido en la primera ciudad comercial de España, así como la mayor metrópoli de la cuenca del Mediterráneo. Como muestra la acertada historia de la ciudad que tenemos en las manos, todos estos aspectos se reflejan en su patrimonio artístico y arquitectónico, que posee una riqueza admirable y a veces olvidada. Para muchos, Barcelona lleva la huella indeleble de Antoni Gaudí, pero la ciudad tiene muchas más caras: en sus entrañas se conservan los vestigios de la época romana, de la Edad Media, del Renacimiento y de una creativa edad moderna. Todos ellos proporcionan una tensión inconfundible que se desprende de estas páginas. Felipe FernándezArnesto no ha escrito un canto a la ciudad condal, sino una valoración aguda y amena de sus distintas facetas, las buenas y las malas. Todo aquel que desee desvelar los secretos de su historia hallará en Barcelona una clave indispensable. «Barcelona es una ciudad espléndida que merece tener historia. Felipe FernándezArmesto proporciona una muy adecuada, que sigue el desarrollo de Barcelona desde que fue corte hasta que se convirtió en una megalópolis industrial. Es un libro documentado, ágil y provocador que da vida a la ciudad. Describe sus problemas, su patrimonio arquitectónico y su papel como capital cultural de Cataluña». SIR RAYMOIYD CARR
Augusto Assía, seudónimo de Felipe Fernández Armesto, nació en A Mezquita, Ourense, el 30 de abril de 1904. Periodista precoz, publicó sus primeros artículos en 1924 en El Pueblo Gallego de Vigo. Ese mismo año ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de Santiago, donde se licenció en 1927. Amplió sus estudios en Berlín, desde donde empezó a colaborar con La Vanguardia, diario en el que escribiría la mayor parte de su vida. En mayo de 1933 fue expulsado de Alemania por el Gobierno nazi, molesto con sus crónicas sobre el nacionalsocialismo y, como consecuencia de ello, le enviaron de corresponsal a Londres, donde se quedaría hasta acabada la segunda guerra mundial (salvo el periodo de la guerra civil española). Posteriormente sería corresponsal en Bonn, Nueva York y Washington. En 1970 se instaló en Galicia desde donde siguió colaborando para La Vanguardia hasta 1985 y donde moriría en el año 2002.