KOSZTOLANYI, DEZSO
Anna la dulce, obra clásica de la literatura húngara del siglo XX, es una novela profundamente conmovedora. Publicada por primera vez en 1926 y recibida con entusiasmo por los intelectuales de los cafés literarios de la época, es un hábil retrato de la crueldad y el vacío de la vida burguesa. La novela fue reconocida por autores de la talla de Thomas Mann como modelo de lenguaje y forma -por su elegancia y precisión-, y convirtió a Dezsö Kosztolányi en uno de los escritores más significativos de Europa del Este.
La joven Anna es la heroína trabajadora y abnegada, la criada infeliz sometida por sus despiadados patronos. La trágica relación que mantiene con ellos se enmarca dentro del turbulento clima político de Budapest tras la Primera Guerra Mundial y donde, al mismo tiempo, su resistencia y su impactante acto final se describen con una acertada visión psicológica e histórica.
Uno de sus grandes admiradores, el escritor Sándor Márai, la definió como «la única novela social húngara que registró la lucha de clases como debería ser, sin 'realismo social', en toda su desastrosa realidad humana».
DEZSO KOSZTOLÁNYI (1885-1936), nacido en el seno de una familia de intelectuales de provincia, en 1903 se instaló en la capital magiar para estudiar en la Universidad de Budapest, donde entabló amistad con Mihály Babits, con quien tenía en común una veneración religiosa por la forma. Al los veintiún años, abandonó sus estudios para dedicarse al periodismo, una labor que sería constante a lo largo de su vida. En 1907 publicó su primer volumen de composiciones líricas (Entre cuatro paredes) pero no fue hasta 1910 cuando obtuvo su primer gran éxito con Los lamentos del pobre niño un trabajo que le valió el reconocimiento unánime de sus contemporáneos, en el que aparecen ya las características esenciales de su escritura: el amor hacia las pequeñas experiencias de la vida cotidiana, y un encantador intimismo. El éxito de su obra se debió en gran medida a su actitud inquieta y a su experimentación lúdica y creativa con el lenguaje. En sus obras poéticas posteriores añade el sentimiento de la soledad del hombre extraviado en la selva de la metrópoli, un humorismo sutil, levemente grotesco, y un temor creciente de la muerte. En sus novelas, no emplea los acostumbrados recursos del género psicológico, sino que el foco se centra en las ya comentadas pequeñas vivencias de lo cotidiano (Nerón, el poeta sangriento, Anna Édes o Alondra), destacándose en este sentido sus relatos en torno a la figura de Kornél Esti. Kosztolányi ha ejercido una vasta influencia, singularmente en el aspecto estilístico, sobre los escritores húngaros contemporáneos.