En nuestra sociedad ha cundido un hondo malestar que adquiere manifestaciones en apariencia contrarias: hay quienes se revuelven contra los ataques a la institución familiar, contra la corrosiva «cultura de la muerte» o contra la ingeniería social que reconfigura la propia naturaleza humana; hay quienes claman contra la depravación del capitalismo global, que condena a la miseria y el desarraigo a las nuevas generaciones y desmantela las economías nacionales; hay quienes, en fin, se rebelan contra la desmembración de la patria o la inmigración descontrolada. Y, para combatir este malestar hondo que se manifiesta de diferentes formas, la gente se adhiere a tal o cual ideología, pensando que en los demagogos que las defienden encontrará la solución a sus cuitas.
Juan Manuel de Prada nació en Baracaldo, en 1970, aunque pasó su infancia y adolescencia en Zamora. Con su primer libro, Coños (1995), y los relatos de El silencio del patinador (1995, ampliado en 2010) sorprendió a la crítica por su poderosa imaginación y su audaz uso del lenguaje. En 1996 debutó en la novela con la monumental Las máscaras del héroe, con la que obtuvo el premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE. En 1997 recibió el Premio Planeta por La tempestad, que fue traducida a una veintena de idiomas y significó su consagración internacional, después de que la revista The New Yorker lo seleccionara como uno de los seis escritores más prometedores de Europa. Su tercera novela, Las esquinas del aire (2000), también fue recibida con entusiasmo por los lectores y la crítica, así como Desgarrados y excéntricos (2001). La vida invisible (2003) recibió el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa, y con El séptimo velo (2007) se alzó con el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León. Ha obtenido los más prestigiosos reconocimientos del periodismo literario, entre otros los premios Mariano de Cavia o César González-Ruano