BERGMAN, INGMAR
En 1972, Bergman empezó a escribir una obra dramática sobre un hombre que va a abandonar a su mujer, pero «antes de darme cuenta tenía seis diálogos sobre el amor, el matrimonio y todo lo demás. Johan y Marianne o Marianne y Johan [los protagonistas] se habían permitido mostrarse valientes, cobardes, alegres, tristes, enfadados, amorosos, desconcertados, inseguros, satisfechos, astutos, desagradables, pueriles [...], malvados, desamparados, en pocas palabras, como seres humanos». Esos seis diálogos sobre el amor y el desamor se convertirían al año siguiente en Secretos de un matrimonio miniserie televisiva y versión cinematográfica. Bergman añadía un comentario que dice mucho sobre la íntima relación que guardan en su caso vida y obra: «Tardé dos meses en escribir estas escenas y toda una vida en experimentarlas». Treinta años después, un Bergman ya octogenario vuelve sobre los personajes como si recuperara el hilo de una conversación interrumpida: Marianne y Johan se reencuentran en la elogiada película Saraband. Ahora se enfrentan no sólo al desgarro de la impostura o la incomunicación, sino también a la ausencia de seres queridos, a un fin que saben próximo. Con la aparición del hijo y la nieta de Johan, los personajes se encuentran de dos en dos, como en la zarabanda danza lenta y grave en la que las parejas se hacen y deshacen. Se abren y cierran heridas, afloran tensiones sin resolver, y asoman esperanzas, nostalgias.
Ignmar Bergman, cineasta y hombre de teatro sueco, ha pasado a ser ya todo un mito en la historia del cine mundial. Pero pocos son los que saben que se casósiete veces, que tuvo ocho hijos, que mantuvo numerosas relaciones amorosas, algunas célebres, y que se codeó, entre otros, con gente como Greta Garbo, Chaplin o Ingrid Bergman. Y casi nadie sabía antes de leer estas memorias cómo, a muy temprana edad, se instalóel miedo en su alma, cómo descubrió, deslumbrado, el cine, con quéproblemas tuvo que enfrentarse como artista y realizador, cómo amóa las mujeres a quienes más amóy cómo la figura de su padre, pastor luterano, marcógravemente toda su existencia ?y parte de su obra. Al lector le sorprenderácon quéespecial sensibilidad de escritor y con cuánta conmovedora sinceridad ha sabido Bergman narrar éstos y otros episodios de su dilatada vida.