En la producción poética, narrativa y diarística de la escritora chilena Teresa Wilms Montt (1893-1921), de alta calidad estética, se hacen visibles los ecos del último modernismo y la atención a las transformaciones vanguardistas, un angustiado nihilismo que brota del tedium vitae, la ausencia de respuestas en un imaginario fantasmático, la presencia absorbente de la muerte y la búsqueda de un itinerario espiritual de gran profundidad en que desarrolló una obra breve y honda de notable belleza. Desde ella mantiene un perdurable diálogo con el futuro. «Esta mujer que lleva a cuestas la maldición de su belleza no es sino una escritora, una gran escritora que si fuese hombre y tuviese barbas formaría parte de todas las Academias y llevaría todas las condecoraciones». Enrique Gómez Carrillo, El Liberal, 1918 «Tus caminos son otros, los que son unos, uno, en el momento mismo en que tú pones en ellos tu pie; tu planta, mística tú diferente de todas las místicas y los místicos, mística del amor y el dolor impensados, con tu pensamiento pleno de distancia, acercadura fácil de lo lejano difícil. [...] Me has acompañ
1893: Teresa de las Mercedes Wilms Montt nace en Viña del Mar (Chile). 1910: Contrae matrimonio con Gustavo Balmaceda Valdés. Se traslada a vivir a Santiago. 1911: Participa en tertulias y ateneos. Comienzan los conflictos conyugales. 1912: El matrimonio Wilms-Balmaceda se traslada a Valdivia. Se convierte en masona y anarquista. 1915: El 18 de octubre es enclaustrada por su familia en el convento de la Preciosa Sangre. 1916: Huye a Buenos Aires ayudada por Vicente Huidobro. 1917: Publica Inquietudes sentimentales en Buenos Aires. Se embarca en el Vestris rumbo a Nueva York. 1918: Viaja a España, donde se establece. A su llegada conoce a Ramón del Valle-Inclán, con quien entabla amistad. 1921: El 24 de diciembre fallece después de ingerir una gran dosis de veronal.
