CADENAS, RAFAEL
Es imposible hallar una frontera clara entre la poesía y la prosa de Rafael Cadenas. Cuando aludo a la dificultad de hallar un claro límite entre la poesía y la prosa de Cadenas, me refiero a que, en su Obra entera, sin distingos, es constante la preocupación por el misterio esencial del mundo. En un extremo puede estar, sí, el abordaje analítico, por ejemplo en los Apuntes sobre san Juan de la Cruz y la mística, pero aun en estos casos, el intento consiste en traspasar el umbral de la conciencia. El aforismo, con toda su concisión, con el filo que tiene que poseer para cortar una capa ignorada de la realidad o del lenguaje, es también un medio limítrofe entre la poesía y la prosa. Y están, además, los poemas en prosa, prosas que son poemas y que enfrentan, como en toda su Obra entera, la luz quemante y enceguecedora de las revelaciones, la tiniebla estremecedora de quien mira hacia su adentro. Darío Jaramillo Agudelo Trabajos suyos como Una isla, publicado por vez primera en forma completa. Falsas maniobras, con su espíritu indomable y ágil. el juicio iluminado por medio del aforismo inscrito en Memorial y el poema tantas veces celebrado Derrota, son una muestra del oficio lírico incuestionable del escritor sudamericano nacido en 1930 en Barquisimeto, estado de Lara, Venezuela. Se agregan a su obra póetica libros de ensayo: Realidad y literatura, Anotaciones, En torno al lenguaje y Apuntes sobre san Juan de la Cruz y la mística, entre otros trabajos, en los que su inteligencia brilla de manera calculada y serena. Si el mismo autor se define prácticamente como santo, viajero o equilibrista, la crítica lo considera dueño de una voz de evidente pero secreta majestuosidad.
Nacido en Barquisimeto (Venezuela) el 8 de abril de 1930, en su infancia ha estado muy presente la poesía tras su acercamiento a los románticos venezolanos y a autores como Whitman, Lorca o Salinas, que han influido notoriamente en su formación poética. Su pasión por la literatura ha caminado a la par de su militancia comunista, actividad que motivó en la juventud su encarcelamiento y exilio durante la dictadura de Marcos Pérez. De esta experiencia emanan sus primeras composiciones poéticas relevantes, como la obra Una isla (1958) o el emblemático poema Derrota (1963), que verían su continuación en poemarios de carácter más místico y de indudable excepcionalidad. Todo ello, sin obviar su dedicación como profesor en la Universidad Central de Venezuela y su labor como traductor. Su lírica de corte filosófico ha sido reconocida con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en 2015 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2018. Además, en 2022 tuvo el honor de recibir el Premio Cervantes, siendo el primer escritor venezolano en ser distinguido con este reconocimiento.