El conflicto árabeisraelí se está convirtiendo en una verdadera guerra de religiones: en ambos bandos, los pacifistas se han visto desbordados por los «idólatras», ya sean los colonos judíos o los kamikaces palestinos. Además, los judíos, incluso los no creyentes, parecen haber entrado en una deriva teológica que les lleva a interpretar desde parámetros religiosos lo que antes era un problema estrictamente político y territorial. Ésta es la «prisión judía» que nos describe Jean Daniel en este absorbente ensayo, un libro imprescindible que nos habla de la densa historia bíblica y de las contradicciones de un pueblo «elegido», inmerso en un complejo laberinto. A contracorriente, y sabiendo que toca asuntos dolorosos, Jean Daniel desgrana las señas de identidad judía, marcadas por la Alianza bíblica, la diáspora, el sionismo, el derecho a la supervivencia y los desastres de una guerra sin solución aparente. La intuición de que los judíos se han encerrado en una prisión de muros invisibles, y cuyo carcelero no es otro que Dios, le sobrevino a su autor en Jerusalén, en el año 2000, poco antes de que estallara la segunda Intifada. Y precisamente las repercusiones mundiales del conflicto entre israelíes y palestinos, entre judíos y árabes, junto con el Holocausto, nos obligan tal vez a considerar que meditar sobre la condición judía equivale, en este comienzo del siglo xxi, a pensar en la condición humana.
Jean Daniel nació en
Bilda (Argelia) en 1920, hijo de una familia judía de origen sefardí. Tras
licenciarse en estudios superiores de filosofía en la Sorbona, fundó la revista
Caliban (1947). Entre 1954 y 1964 fue
redactor jefe del semanario L'Express,
para el que cubrió la guerra de Argelia. Colaboró después en Le Monde, y sus crónicas sobre Castro y
la Cuba de comienzos de los sesenta le convirtieron en un periodista de talla
internacional. A finales de 1964 fundó Le
Nouvel Observateur, revista que dirige desde entonces y que sin duda es un
referente de la izquierda europea. Ha estado presente en los grandes debates
intelectuales de la Europa de posguerra y es autor de numerosos ensayos,
relatos y textos memorialísticos, entre los que destacan la novela El error (1953), Diario de un periodista (1959), El
tiempo que queda (1977, Premio Internacional de la Prensa), La herida (1992) o El amigo inglés (1994). En 2004 obtuvo el premio Príncipe de Asturias
de Comunicación y Humanidades.