Rom¡ntica aventura cristiana o ºltima invasi³n de los b¡rbaros, movimiento animado por razones religiosas o saqueo guiado por la ambici³n y la codicia, la Historia de las Cruzadas contituye un acontecimiento decisivo en la Edad Media. Antes de su inicio en el siglo XI los grandes centros de la civilizaci³n eran Bizancio y los pases del Califato ¡rabe. antes de su conclusi³n en el siglo XIV la hegemona de la cultura y del poder se haba desplazado ya hacia Occidente. Para comprender ese lento pero irresistible movimiento de deriva no basta con estudiar las circunstancias que dan cuenta de su g©nesis en Europa. es preciso tambi©n explicar las condiciones que en Oriente posibilitaron el avance de los cruzados. La mirada debe arrancar desde el Atl¡ntico hasta Mongolia, y el espectador ha de situarse en la perspectiva tanto de los francos como de los ¡rabes y los cristianos de Oriente. Los tres volºmenes de la obra original est¡n ahora reunidos en uno solo con tres partes: &. quot. La primera Cruzada y la fundaci³n del Reino de Jerusal©n &. quot. , &. quot. El Reino de Jerusal©n y el Oriente Franco &. quot. y &. quot. El Reino de Acre y las ºltimas Cruzadas &. quot. . Estos textos constituyen las mejor ilustraci³n de las bastas posibilidades de una historiografa que se niega a permanecer encerrada dentro de las fronteras de la erudici³n alejandrina y la parcializaci³n de las especialidades y considera su principal deber &. quot. registrar en una extensa sucesi³n los hechos y movimientos m¡s importantes que han dominado, con su vaiv©n, los destinos del hombre &. quot. .
Sir Steven Runciman (1903-2000) fue uno de los mejores historiadores medievalistas del siglo XX. Nacido en Northumberland y nieto de Lord Runciman, un magnate naviero, la fortuna que heredó de éste en 1938 le permitió abandonar su puesto de profesor en Cambridge, donde asimismo había estudiado, y dedicarse a la investigación y a los viajes. Volvió a la enseñanza durante un breve periodo (1942-1945), como catedrático de Historia y Artes Bizantinas en la Universidad de Estambul. Sin duda el mayor experto de su tiempo en Bizancio, su conocimiento de numerosas lenguas (al parecer dominaba el latín a los seis años y el griego a los siete, a las que fue añadiendo el árabe, el turco, el persa, el hebreo, el siriaco, el armenio, el georgiano, el ruso y el búlgaro) le valió para consultar fuentes poco conocidas, durante la escritura de su obra más famosa, la extraordinaria Historia de las Cruzadas, en tres volúmenes. Fue compañero y amigo de George Orwell, se codeó con el Grupo de Bloomsbury, tuvo amistad con la novelista Edith Wharton, se rumoreó que durante la Segunda Guerra Mundial había trabajado como espía en Bulgaria (aunque él siempre lo negó), y siempre se sintió atraído por lo sobrenatural, hasta el punto de atreverse a leerles la fortuna a varios reyes y reinas en las cartas del Tarot. Era un gran bromista, un excelente conversador y disfrutaba enormemente con el chismorreo, sobre todo -como buen historiador- con el de las épocas más remotas. Si la Historia de las Cruzadas es su libro más célebre, La caída de Constantinopla 1453 es probablemente el más intenso, apasionante, elegiaco y personal de todos ellos.