GOMEZ REDONDO,SUSANA / ARMAND (Ilustración) / GONZÁLEZ CARDONA, ARMAND (Ilustración)
La llegada de Helio al mundo despierta una gran curiosidad en su hermana Estrella, que observa fascinada a esa personita que ahora forma parte de la familia. Sin embargo, poco a poco, la curiosidad se transforma en recelo, cuando ve que Helio se gana un protagonismo que parece robarle la atención de la que antes disfrutaba: Helio se pasa el día enganchado al pecho de la madre; mamá está muchas veces cansada y no puede leerle el cuento por la noche; hay que guardar silencio cuando Helio duerme... Los celos afloran y también la rabia contra ese intruso que parece haberse convertido en el centro del mundo.
Un cuento estelar sobre el nuevo hermanito y nuestro lugar en el mundo.
Nació un siete del siete de 1969, a la temprana hora de las siete de la mañana. Su madre no admitió la discusión: aquella niña de casi cinco kilos de peso no se llamaría Fermina. Cuando sus hermanas escucharon el llanto de la recién nacida, se levantaron rápidamente de la cama, diciéndose bajito y en puntillas un emocionado ¡por fin!.
Pero aquello que berreaba bocabajo mientras alguien le daba azotes en el trasero? no era un gato. Así que con un ?Bah! es una niña?, se volvieron a dormir plácidamente, aferradas a la esperanza de que algún día, el cachorro que entrara en la casa fuera felino.
Aunque no lo han hablado abiertamente, espera que con el tiempo, estén satisfechas con el cambiazo.
A los tres años, encaramada sobre la mesa de formica de la cocina, aprendió a leer en una cartilla desgastada y pequeña. La culpa la tuvieron los dibujos de uvas, los elefantes las norias y la terquedad de su padre, a quien nunca le agradecerá lo suficiente el mamá me mima.
Pronto convirtió las palabras en uno de sus grandes vicios, y hoy asiste fascinada al espectáculo de ver a su hijo descubrir la sorpresa de las letras. De su mano explora otro universo, el de constelaciones y planetas, cuyos nombres recitan bajo las sábanas y el cielo nocturno del pequeño pueblo en el que viven. Si su padre le abrió los primeros cuentos, los ojos de Gael las ganas de contar historias para niños.
Éste es su primer cuento. Nació cuando una de sus hermanas se cayó de un caballo y, en vez de flores o bombones, le llevó al hospital una pequeña sinopsis. El protagonista no podía ser otro que su sobrino Nico, cuyos ojos color caramelo inspiraron esta historia.