El mal, el hombre, Dios y, en cuarto lugar, el cosmos. Esta es la secuencia de temas que desarrolla el pensador belga Adolphe Gesché en su peculiar dogmática Dios para pensar.
Toda reflexión teológica que quiera hacerse acerca del cosmos ha de esforzarse por pensarlo desde Dios. Sin embargo, la realidad creada es justamente el ámbito donde la teología entra en conflicto con las ciencias experimentales. De hecho, en la Modernidad la naturaleza se ha ido convirtiendo en el coto exclusivo de dichas ciencias, hasta el punto de ser consideradas las únicas vías de acceso a los secretos que las cosas guardan en su interior.
Por tanto, pensar la naturaleza desde Dios supone antes de nada buscar una «nueva alianza» entre ciencias y teología, entre leyes naturales que gobiernan la materia y leyes salvíficas que dirigen la historia y el mundo hacia un destino que tiene sentido. Con Heráclito, el hombre de cada época está invitado, en definitiva, a entender la creación como «juego y riesgo de Dios».
Adolphe Gesché nació en 1928 en Bruselas. Sacerdote diocesano, doctor y maestro en teología por la Universidad católica de Lovaina, fue profesor de teología en el seminario de Malines y Bruselas y en la Escuela de ciencias religiosas y filosóficas de las facultades universitarias de St.-Louis (Bruselas). Posteriormente ejerció la docencia e investigación en la Facultad de teología de la Universidad católica de Lovaina, en Lovaina-la-Nueva. Murió el año 2003. Entre sus obras podemos citar Odyssée de la théodicée, 1989; Notre terre, demeure du Verbe de Dieu, 1990; Du dogme comme exégèse, 1990; Porquoui je crois en Dieu, 1990; Dios como prueba del hombre, 1991; Le croyant et lénigme, 1991; Ministerio de verdad, 1992; Dios para pensar: El mal, 1995; El hombre, 1995; Dios, 1997; El cosmos, 1997; El destino, 2001; Jesucristo, 2002; El sentido, 2003.