En un contexto en el que la religión se ve encerrada en los límites de la razón natural y relegada a la esfera de lo privado, Gesché comprende la pertinencia de afirmar públicamente los derechos de la fe y de proponer un «exceso» para pensar al hombre allí donde se ha declarado la «muerte de Dios» (Marx, Nietzsche, Freud) y comienza a escucharse el anuncio de la «muerte del hombre» (Foucault, Malraux). La fe, haciendo oír su voz en la «ciudad de los hombres», su lugar propio, propone a «Dios» para pensar al hombre.
El discurso de la fe instituye así el derecho al «misterio», a lo «simbólico», a la pluralidad de significaciones, a lo no-cerrado, a la duda, a la perplejidad. En este sentido, hay que intentar entender que la lógica de la fe no es de este mundo, ya que propone al hombre un logos muy distinto, el de un amor que se dice finalmente en una cruz. Esta paradoja, excediendo todo pensamiento, sin embargo corresponde plenamente a la medida del deseo del ser humano.
Adolphe Gesché nació en 1928 en Bruselas. Sacerdote diocesano, doctor y maestro en teología por la Universidad católica de Lovaina, fue profesor de teología en el seminario de Malines y Bruselas y en la Escuela de ciencias religiosas y filosóficas de las facultades universitarias de St.-Louis (Bruselas). Posteriormente ejerció la docencia e investigación en la Facultad de teología de la Universidad católica de Lovaina, en Lovaina-la-Nueva. Murió el año 2003. Entre sus obras podemos citar Odyssée de la théodicée, 1989; Notre terre, demeure du Verbe de Dieu, 1990; Du dogme comme exégèse, 1990; Porquoui je crois en Dieu, 1990; Dios como prueba del hombre, 1991; Le croyant et lénigme, 1991; Ministerio de verdad, 1992; Dios para pensar: El mal, 1995; El hombre, 1995; Dios, 1997; El cosmos, 1997; El destino, 2001; Jesucristo, 2002; El sentido, 2003.