GALVÁN, GUILLERMO / GUILLERMO GALVÁN
El esperado regreso de Carlos Lombardi, de nuevo policía, que, desde el departamento de Asuntos Pendientes, más conocido como el Pudridero, despierta unos incómodos fantasmas de la batalla de Belchite. Mayo de 1943. A pesar de sus escrúpulos ideológicos, circunstancias laborales adversas animan a Carlos Lombardi a solicitar su ingreso en el nuevo Cuerpo General de Policía. El reciente indulto y avalistas de peso facilitan su reincorporación a la Brigada de Investigación Criminal, si bien en condiciones bastante incómodas y limitadas. Sospechando que no durará mucho entre las paredes de la tétrica DGS, su primer trabajo consiste en investigar la desaparición de cuatro soldados franquistas en la batalla de Belchite, casi seis años atrás. Lo que inicialmente apunta a un rotundo fracaso por la muy probable muerte de los cuatro hombres va tomando cuerpo a través de la investigación de sus viudas. Paralelamente, se complican las relaciones de Lombardi en la Puerta del Sol por el interés que suscita entre miembros de la policía política, la Brigada de Investigación Social. Como de costumbre, Carlos Lombardi debe caminar sobre brasas sin quemarse los pies. Con la ayuda, naturalmente, del ex guardia de asalto Andrés Torralba, la auxiliar de oficinas Alicia Quirós y el bisoño periodista Ignacio Mora.
Nacido en Valencia, cursa sus primeros estudios en Madrid, donde comienza la carrera de ingeniería aeronáutica, que abandona por el periodismo. Más de 35 años de profesión continuada, en su mayor parte en la Agencia Efe, donde ha recorrido los terrenos del reporterismo, edición, información política y sociolaboral, y dirección. Su última actividad, redactor jefe del departamento de Radio. Ha trabajado y colaborado en varios medios escritos y radiofónicos (Radio Juventud, diario Arriba, Publicaciones Controladas S. A.) y fue subdirector y director en funciones de En Punta, una de las primeras revistas de Comunicación de nuestro país. A mediados de los 80 formó parte, como redactor jefe y subdirector, de Onda Madrid. Aunque participó en algunos trabajos colectivos de investigación, hasta 1998 no se decide a abordar su faceta narrativa. Con su primera novela, La mirada de Saturno, obtiene el Premio Tiflos (ONCE). A ésta siguieron El aire no deja huellas, finalista del IV Premio Diputación de Albacete de Novela Negra; Aislinn (Sinfonía de fantasmas), ganadora del IV Premio Río Manzanares (Ayto. Madrid) y finalista del XIII Premio de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios; De las cenizas, ganadora del XXIII Premio Felipe Trigo (una versión cinematográfica, bajo el título de Vorvik, se estrenó en 2005 en el Festival de de Málaga), y Llámame Judas, ganadora del VIII Premio Alfonso VIII y finalista de los premios de la Crítica Valenciana.