Robert MacKcnzie, conde de Hephurn, no puede dar crédito a su ojos. En la plaza de su pequeño pueblo escocés, rodeada de campesinos, una mujer hermosa y radiante como no ha visto nunca intenta vender cremas y ungüentos milagrosos a las aldeanas. Y asegura ser ni más ni menos que una princesa desterrada por la revolución que arrasa Europa. El apuesto e implacable conde no cree en la historia de la chica, pero lo que realmente le interesa es que, con ella, puede ejecutar un plan que lleva mucho tiempo preparando. Para ponerla de su parte está dispuesto a utilizar la intimidación, el chantaje y la seducción, lo que haga falta. Pero hasta este hombre duro y decidido puede llevarse una o dos sorpresas: como descubrir que la vendedora ambulante es realmente lo que dice ser, o, lo que es peor aún, que es ella la que ha conseguido atraparle a él en las redes de una pasión irrefrenable.