Se unió a la caravana de un poderoso mercader para cruzar el desierto. Era un viaje peligroso para un muchacho de apenas doce años. Pero merecía la pena correr el riesgo de ser descubierto. Al fin y al cabo, desde que sus padres habían muerto, su única ilusión era reunirse con su amigo de la infancia, encontrar a Jesús y dejar de sentirse solo en este mundo.
