ORWELL, GEORGE
Una obra maestra del reportaje del siglo XX por el autor de 1984 y Rebelión en la granja.«Hay otra sensación que constituye un gran consuelo en la pobreza. Creo que cualquiera que haya pasado apuros económicos la habrá experimentado. Es una sensación de alivio, casi placentera, al saber que por fin estás sin blanca. Has hablado tantas veces de la posibilidad de acabar en el arroyo... y resulta que ya estás en él y puedes soportarlo. Eso te quita muchas preocupaciones.»Sin blanca en París y Londres es el vívido relato del tiempo que Orwell pasó entre los más pobres de la sociedad, un recorrido por los bajos fondos. Fue la primera obra que publicó Orwell, escrita cuando era un escritor primerizo, y narra su primer contacto con la pobreza. Describe meticulosamente un mundo de miseria y penalidades, duerme en hostales infestados de insectos, en casas de acogida, trabaja como friegaplatos en un inmundo restaurante parisino, se alimenta de migajas y colillas de tabaco, vive con vagabundos, un soñador artista callejero y un ex militar ruso muerto de hambre... Al revelar una realidad impactante que hasta entonces permanecía oculta, Orwell dio por primera vez un rostro humano a las estadísticas de pobreza, y además encontró su voz.La crítica dijo...
«Los libros de Orwell son una poderosa advertencia.»
Erich Fromm«La reacción incandescente de un joven sensible, observador y generoso a la pobreza.»
Devila Murphy«Orwell fue la fuerza moral de su época.»
Spectator«Orwell siempre resulta interesante. Y eso se debe en parte a la claridad de su prosa, pero también a que muchos de sus juicios siguen teniendo una fuerte presencia a día de hoy.»
Alex Massie, The Independent«Una trabajo extraordinario.»
The New York Times Book Review
George Orwell llegó a Barcelona en las navidades
de 1936, dispuesto a luchar
contra el fascismo. Encontró
una ciudad en plena revolución
e ilusionada ante el futuro, y acabó enrolado en la milicia del poum. Destinado
durante cuatro meses al frente de Aragón, donde reinaba una desesperante inactividad, regresó por unos días a Barcelona. Allí, tras ser testigo del conflicto entre los anarquistas y las fuerzas del orden, las famosas Jornadas de Barcelona de mayo de
1937, que consolidaron el poder de los comunistas, escapó de milagro a la dura persecución sufrida por el poum
después de su ilegalización.