La sociedad moderna se caracteriza por la importancia que concede a la imagen. Esta vale más que un discurso y su fuerza es mayor que la de la realidad misma. Cuando leemos la Biblia y otros libros de la Antigüedad clásica, comprobamos que los pueblos en que nacieron no estaban muy lejos de nosotros, pues el símbolo es su modo de expresar icónicamente la realidad.
El lenguaje simbólico es, por otra parte, el que mejor traduce las realidades espirituales, las más difíciles, íntimas y profundas. El símbolo no define la realidad de que trata, pero sugiere, apunta caminos, abre perspectivas, explora la existencia sin definirla de una vez por todas. El fundamento del simbolismo de la Biblia nace de la hermenéutica de la encarnación. Según esta, Dios «se encarna en las situaciones humanas, se adapta a la condición de un pueblo para hablarle según sus posibilidades de comprensión.
Enciclopedia, diccionario, libro de pastoral, esta obra explica los símbolos más relevantes de la Biblia: aceite, agua, banquete, camino, fuego, montaña, pan, viña… y así, hasta casi cincuenta.
Herculano Alves nació en Serafão (Portugal) en 1940. Franciscano capuchino y doctor en teología bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha sido profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Católica Portuguesa.
Herculano Alves nació en Serafão (Portugal) el año 1940. Estudió Teología en Toulouse (Francia), Filología románica en Coimbra (Portugal) y Ciencias bíblicas en Roma, doctorándose en Teología bíblica en la Universidad Pontificia de Salamanca. Entre 1986 y 2011 fue profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Católica Portuguesa. Ha traducido varios libros bíblicos para la «Nueva Biblia Capuchina» así como para la Biblia que edita la Conferencia Episcopal Portuguesa. Autor de diversos artículos y libros sobre temas bíblicos, también ha sido director de la revista «Bíblica» y director nacional del Movimento de Dinamização Bíblica, de los Capuchinos. Es miembro de la Orden de los Frailes Menores (Franciscanos) Capuchinos.