De la autora de Butcher y Blackbird y Leather y Lark, llega la tercera entrega de la Trilogía del Amor Caótico: una oscura comedia romántica sobre dos amigos con derecho a roce plagada de deseo, tortura y caos. Cuando le rompen el corazón, el doctor Fionn Kane espera curarse huyendo a un pueblecito de Nebraska, lejos de su casi prometida y su carrera frustrada de cirujano. Aspira a llevar una vida sencilla: agachar la cabeza, trabajar duro y no meterse en ninguna relación romántica, bajo ningún concepto. Lo último que quiere es revivir el circo que dejó en Boston. Pero un circo de verdad acaba encontrándolo a él. Rose Evans lleva una década trabajando como motorista y pitonisa para el Circo Silveria. Lleva un ritmo de vida que encaja con ella, sobre todo le viene bien para pasar desapercibida si le entran ganas de cometer algún que otro asesinato. Pero, cuando un homicidio se le va de las manos y acaba con una pierna herida en el proceso, Rose se ve atrapada en Nebraska, en la casa del adorable médico del pueblo. El problema es que algunos corazones rotos no se pueden coser. Y cuanto más tiempo te quedes en un sitio, más probabilidades hay de que te pillen los fantasmas.
Brynne es fan de los velocirraptores, las películas de Alien (bueno, de casi todas), el vino tinto y las aventuras salvajes. Puede relacionar casi cualquier cosa que le digas con una frase de la película Hot Fuzz. Lleva años intentando sin éxito convencer a su marido de que deberían adquirir un visón como mascota para añadirlo a su colección de animales (¿qué podría salir mal en ese plan?). Brynne ha sido arqueóloga, camarera, analista de fondos marinos o ejecutiva de cuentas de publicidad. En los últimos años ha trabajado en el campo de la investigación clínica en neurociencia. Brynne escribe desde niña. Cuando no está ocupada en su trabajo diario o trabajando en su próximo libro, Brynne puede encontrarse con su marido y su hijo en su granja familiar de NS, Canadá, o disfrutando de sus otras pasiones, que incluyen montar a caballo, leer, montar en moto y pasar tiempo con la familia y los amigos alrededor de una raclette y una botella de vino.