SEBALD, W.G.
Quien haya leído a Winfried Georg Sebald sabe que, en cierto modo, sus libros son una sucesión de pequeños ensayos. Lo que quizá es menos sabido es que Sebald (como hoy J. M. Coetzee) fue un agudo crítico literario que, desde su cátedra de literatura comparada de la Universidad de East Anglia en Norwick, ejerció su oficio con clarividencia y pasión. En 1985, Sebald publica una recopilación de escritos sobre literatura austríaca con el título de La búsqueda de la infelicidad. Su propuesta es que, si por algo se caracteriza esa literatura, es por «la infelicidad del que escribe», una infelicidad que nada tiene que ver con el deseo de morir sino que, por el contrario, es una forma de resistencia. Sebald, el más melancólico de los escritores contemporáneos, estaba en condiciones inmejorables para hablar del tema, y entre los ensayos aquí recogidos destacan especialmente los que dedica a Schnitzler y Kafka. El Relato soñado del primero es exhaustivamente analizado, con lo que no sólo se comprende mucho mejor su contexto, sino que se entienden también los aciertos (y desaciertos) de Kubrick al Ilevarlo al cine. En cuanto al ensayo sobre el papel de la muerte en El castillo de Kafka, es sencillamente magistral. Canetti y la paranoia del poder, Bernhard y la sátira, y Handke y la esquizofrenia literaria redondean la selección. En cuanto a los escritos recogidos en 1995 con el título de Pútrida patria (el título alemán, Unheimliche Heimat, es más suave: patria terrible), no tienen desperdicio. Las historias alemanas del gueto y los relatos antiantisemitas de SacherMasoch son hoy, sorprendentemente, casi desconocidos. Joseph Roth recibe un trato de excepción de un estilista como Sebald, quien lo reconoce como maestro. Kafka (que fue ya uno de los personajes de su libro Vértigo) reaparece en un brillante estudio sobre la mesiánica figura del Agrimensor de El Castillo, y los textos sobre, Hermann Broch y Jean Améry muestran, entre otras cosas, que Sebald sabía ser también mordaz. Por último, el ensayo dedicado a La repetición de Peter Handke esclarece las difíciles relaciones de este escritor con la crítica y explaya su saga familiar. Todos estos ensayos giran en torno al concepto de «patria», que, por encima de las catástrofes históricas, es también una de las obsesiones de la literatura austríaca, especialmente la de origen judío. Sebald, no hace falta recordarlo, era también un experto en exilios.
W.G. Sebald (1944-2001) nació en Wertach, Alemania, vivió en Suiza, después de acabar sus estudios universitarios, y luego en Inglaterra. Desde 1970 fue profesor en Norwich. Murió en accidente automovilístico el 14 de diciembre de 2001.