Nuestras emociones y conflictos existenciales son los mismos que los de nuestros más remotos antepasados, pero son harto diferentes los ritmos. El paisaje que se contempla, las reflexiones que se realizan, las sensaciones que se catalizan caminando, a lomos de un caballo o a la vertiginosa velocidad de un Jet con los pies por las nubes, nada tienen que ver. Cada nueva generación pasa por el tiempo a mayor velocidad. Esta evidencia se traduce en un sentir de la vida más efímero y breve, aún cuando sea mayor el número de años transcurridos entre nuestro nacimiento y nuestra muerte. Durante la guerra civil española y la segunda guerra mundial, en los regimientos de caballería se entremezclaban caballos y tanques, vida orgánica y material inorgánico, inanimado. En los campos de cultivo, comenzaron a ganar la batalla los tractores a las yuntas de mulas, bueyes y caballos. En este período de transición fue posible percibir la vida desde dos prismas y ritmos diferentes, como lo fueron la educación y las costumbres. Las injusticias, los desamores, los recelos, continúan sin cambio sustancial alguno desde el día en el que, allá por la sabana africana, un homínido se transformo en curioso e insatisfecho homo sapiens. Plazoleta Balbuena es el lugar de encuentro y paso de los personajes de ésta novela. Sus vidas y obras, amores y desamores, permitirán al lector situarse en ese pasado inmediato de transición, en ese tiempo que ya fue.