Mª EUGENIA YAGÜE MARTÍNEZ DEL CAMPO
Cuentan que en los últimos momentos de conciencia de Fran- cisco Franco, compañero de promoción del protagonista de esta obra, cuando la crisis en el Sahara desatada por las ambiciones territoriales de Hassan II se superponía al agravamiento continuo de su salud en noviembre de 1975, musitó: ?¡Que venga Yagüe! Él lo arreglará todo?. Probablemente sean unas frases apócrifas, pero estas palabras re- flejan muy bien el valor que el general tenía para quien fuera su Caudillo. No en vano había sido un pilar fundamental de la rebelión en julio de 1936, al dominar, casi sin disparos, la Comandancia de Ceuta. Juan Yagüe, entonces teniente coronel, fue quien tuvo que jugársela en el paso del estrecho bajo la mirada del general Franco y liderar, en gran parte, unas débiles columnas en un avance apa- rentemente imposible hacia Madrid. La guerra descubrió las incon- testables dotes tácticas de Yagüe: resistió en Brunete y fue el líder natural del Cuerpo de Ejército Marroquí, con un papel primordial en la batalla del Ebro y en el avance final sobre Cataluña. Por la red corre el reportaje cinematográfico realizado sobre
María Eugenia Yagüe Martínez del Campo nace en Madrid el 9 de febrero de 1935, en plena II República y un año antes del inicio de la Guerra Civil. Es la segunda hija del matrimonio entre Juan Yagüe Blanco y María Eugenia Martínez del Campo Montero-Ríos. Su infancia transcurrió entre Burgos y San Leonardo de Yagüe, acompañando siempre a su padre, empapándose de su personalidad y carácter. A la muerte del General, María Eugenia tiene 17 años. Siempre acompañando a su madre, comienza sus estudios en Magisterio y, en el año 1955 comienza a ser Maestra Nacional, dirigiendo en Burgos con gran éxito los Centros Escolares Juan Yagüe. Tras el cierre del Colegio, María Eugenia continúa con su labor docente en distintos centros hasta que, en 1992, el Presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, le pide incorporarse a su Gabinete, donde permanece hasta su jubilación, en el año 2005. Tras una vida dedicada al trabajo, decide desarrollar su pasión y profundizar en la figura de su padre y en su legado. Por ello, el 2006 crea la Fundación que lleva su propio nombre. Desde entonces, dedica toda su jornada a trabajar para la Fundación, desarrollando un trabajo extraordinario al ordenar y estudiar el ingente Archivo del General. Este libro es la última obra en la que, hasta la fecha, han trabajado la autora y la Fundación que preside.