En plena vorágine constructora y destructora del hombre nuevo, durante los primeros años de la Revolución cubana, un hombre inicia un diario de reflexión bajo estas enigmáticas palabras, Todos los que me querían y estuvieron jodiendo hasta el último minuto se han ido ya. El narrador de Memorias se sitúa en una limpia soledad, en una transparencia distante y de mirada extranjera que se torna la única forma posible de visionary percibir los nuevas acontecimientos políticos y sociales que asolan e iluminan la Isla de Cuba tras el triunfo de los barbudos de Sierra Maestra. Limpia soledad quintuplicada por la referencia inmanente dei mar, siempre en el corazón de la voz cada vez que se pronuncia la palabra Isla, pero esta vez sin peso, no como en Piñera, dos espejos de lo mismo, la levedad y la densidad. Creo que Memorias está por tanto más cerca del kundera de La insoportable levedad del ser que de la maldita circunstancia del mar. Pera ese es otro cantar. Léanlo. No defrauda. Todo lo contrario. Este libró es una marca indeleble en la vida lectora.
Edmundo Desnoes (La Habana, 1930-Nueva York, 2023) es conocido sobre todo por su novela Memorias del subdesarrollo (1965), traducida a una docena de lenguas y llevada al cine por Tomás Gutiérrez Alea con un enorme éxito. Otras obras suyas son el libro de poemas y narraciones breves Todo está en el fuego (1952), las novelas No hay problema (1961), El cataclismo (1965) y la secuela de Memorias del subdesarrollo, Memorias del desarrollo (2007), que también fue llevada al cine por Miguel Coyula; así como los ensayos Lam: azul y negro (1963), Punto de vista (1967), Para verte mejor, América Latina (1974, junto al fotógrafo Paolo Gasparini), o el libro póstumo Caribe: contra y desde. El volumen Mirando y dejando reúne los textos sobre pintura que escribió desde el triunfo de la Revolución hasta los años 2000.