En una ciudad del medioevo los habitantes vivían en bellas y lujosas casas de piedra, otros en casas de madera y otros más en casas de paja. Todos se mostraban insatisfechos: el rico porque desearía dormir en una cama de oro y no de plata y el pobre porque solo le hubiese faltado una hogaza más de pan. A pesar de esto todos aceptaban su situación con la misma fatalidad con la que se podría esperar la muerte, las cosas son como son, y así deben seguir, se decían unos a otros. Pero un buen día un hombre toma un tambor y a su son empieza a recorrer las calles de la ciudad anunciando !Empezamos una vida nueva! ¡Nos vamos a otro país!.