CONTE, JACQUELINE / GRACQ, JULIEN
«Nada en aquella guerra se parecía a las demás. se trataba de una especie de degeneración blanda, un crepúsculo moribundo e indefinidamente prolongado de la paz.» Con estas palabras el alférez Grange describe, desde un búnker situado en los aledaños de un bosque en el frente de las Ardenas, su interminable y, en cierta medida, gozosa espera de una guerra que no llega. Convertido en una especie de «merodeador de los confines, de vagabundo del Apocalipsis», con la mirada perdida en el camino por el que la caballería alemana no aparece, sumergido en un miedo dulce similar al de «los niños perdidos en el bosque crepuscular, escuchando crujir a lo lejos el tronco de los robles bajo el talón formidable de las botas de Siete Leguas», el joven Grange descubrirá los placeres del regreso a la naturaleza y la recuperación del paraíso perdido en las cercanías del bosque y de la mujer. Como en El mar de las Sirtes, el clima de abandono, el escepticismo, una extraña valentía y el nihilismo absoluto que produce una amenaza de guerra, son los ingredientes de un único argumento: el de la búsqueda interior.