Los kurdos constituyen el mayor grupo étnico del mundo sin estado, pero hasta hace poco su larga lucha por la autonomía ha merecido escasa o nula atención. Tras la Primera Guerra Mundial se les prometió un estado propio, pero el sueño se desvaneció entre las presiones del nacionalismo turco y la reorganización de Oriente Medio, por parte de las potencias aliadas. Durante el resto del siglo, la historia de los kurdos ha sido de conflicto casi constante. Los gobiernos de Oriente Medio reprimieron la cultura, la lengua y la política kurda, destruyeron miles de pueblos e incluso gasearon a sus habitantes... mientras Occidente proporcionaba asistencia militar o sencillamente apartaba la vista. Los kurdos son política e ideológicamente diversos, y nunca han sido una «nación» en el sentido moderno del término, pero su lucha por la autodeterminación se ha visto traicionada repetidamente por poderes externos. Ya en 1996 un kurdo sirio se atrevió a declarar al autor de este poderoso libro que los kurdos eran «la clave para la estabilidad de Oriente Medio», palabras proféticas hoy en día, cuando las secuelas de la invasión de Iraq y otros acontecimientos se van uniendo y convierten la independencia kurda en una perspectiva posible, aunque no inminente. Kevin McKiernan trabaja desde 1991 como corresponsal informando sobre el pueblo kurdo en Iraq, Irán, Turquía y Siria.