Santos, bandidos y violadores, aristócratas y siervos, reinas y amas de casa , multitudes de solitarios, cada uno con su verdad y su culpa como fardo. Pero el Camino, peaje de penitencias, da también ocasión para la holganza y la aventura, la culpa se torna gozo. Bajó Santiago a la Tierra por el camino de leche hasta Compostela, en los finisterres atlánticos, allá donde muere el sol, donde quizá esté la entrada del infierno. Y detrás de su leyenda van los peregrinos, seducidos por el misterio de lo que han de encontrar....o por la saludable caminata.