Quien escribe esta clase de libros suele ser persona de esquina, que espera, mundaria, más que mundana, que las ve venir y las ve irse. Si el novelista es acaso un ser agazapado y de rincón, lo mejor, para un diario de esta naturaleza, es ganar la calle, esa novelería. La esquina, vivida a lo largo de un año, da para mucho. Haga frío, calor, llueva, nieve, truene, en las noches serenas o en los días turbios, en los días claros o en las noches atormentadas, uno espera siempre el acontecimiento, el suceso feliz que nos cambie la vida, el giro copernicano en nuestros pequeños actos. La esquina, como metáfora, es magnífica, y a todos nos hace creer en la posibilidad de los quiebros, del antes y del después, de los buenos encuentros inesperados y de las despedidas gratamente prolongadas en ella; nunca esquinados, pero sí esquinarios.
Es posible que los libros callejeros, como los perros callejeros, no pudieran presentar su ejecutoria de limpieza de sangre, cierto, pero ahí están, con sus mil leches, corriendo, registrándolo todos, sacando sus conclusiones, cuidando del ruido del mundo con su silencio y con su guarda el sueño de las cosas.
Van pasando los años y uno ve que el tiempo, siempre inclemente, no siempre nos es adverso; no lo es para las ruinas, que ennoblece, ni para algunas obras y para algunas vidas, que en la medida que caminan a su término, más grande, misterioso e inalcanzable hacen su propio confín.
Andrés Trapiello nació en
Manzaneda de Torío (León) en 1953 y vive en Madrid desde 1975. Autor de cinco
novelas, entre ellas El buque fantasma
(1992, Premio Internacional de Novela Plaza y Janés) y Los amigos del crimen perfecto (Premio Nadal 2003), también es
conocido por sus diarios -una «novela en marcha» que cuenta ya con doce
volúmenes- y por ensayos como Clásicos de
traje gris (1990), Las armas y las
letras (1995) o La noche de los
Cuatro Caminos (2001). Como poeta ha publicado Las tradiciones (1991),
donde están agrupados sus primeros libros, Acaso
una verdad (Premio Nacional de la Crítica 1993) y en 2001 Rama desnuda. El conjunto de su obra le
valió en 2002 el Premio de las Letras de la Comunidad de Madrid.