Hermann Cohen es una piedra angutar del siglo XX cuya influencia está en proporción inversa a su reconocimiento. Fue fundador del neokantisma e inspirador del socialismo ético. Ha sido maestro de jóvenes españoles, como Ortega y Gasset, que iban a Marburgo a ponerse al día y guía indiscutible del judaísmo moderno. La obra arranca de este principio: «La razón es la fuente de la religión». Su idea del sociaüsmo ético consiste en combatir la fuerza e imposíción de los hechos y en considerár que lo que nos hace humanos es la acción del hombre. esto es, «la ácción humana es la que hace humano al mundoy>. La realidad que está ahí no lo es todo. El fundamento de lo real es una concepción ética que se refiere a un sujeto concreto con historia y rnemoria. «La condición del hombre real es la del pobre, es decir, la de alguíen que vive en el sufrimiento de !a miseria y de la injusticia». Hermann Cohen formula la siguiente tesis: «la compasión, que constituye al hombre en sujeto moral, es impensable sin la tradición judía y que ese ser compasivo es nuevo momento de la filosofía moral». Por eso mismo, La religión de la razón desde las fuentes del judaísma es, precisamente, 1a obra clave de esta nueva singladura del judaísmo filosófico. Con este escrito póstumo Cohen cierra su sistema, que si bien empezó queriendo colocar bajo et rigor científico toda la zona nouménica que Kant quiso poner a salvo de la razón pura, acabó reconociendo en las fuentes del judaísmo las claves para un nuevo impulso de la comprensión del hombre y del mundo. Es justamente en esta tradición donde se halla el invento de la universalidad al considerar al forastero como uno de casa y no ya como un bárbaro, que decía Grecia. En este contexto el hombre se nos muestra como un individuo de carne y hueso y es, en este sentido, que el profeta Ezequiel puede dar una lección a Kant. Así entiende que el principio de índividuación se configura por el sufrimiento que causa el hombre al hombre con sus injusticias. El viejo socialismo ético adquiere una densidad política de indudable actualidad, ya que sitúa a la justicia como clave de la concepción moral del hombre y de la sociedad.