LEÓN, FRANCISCO (1970- )
Creer que se puede o que se debe edificar una visión del mundo desde un pensamiento autárquico, casticista y vaciado de los signos y valores que fundan la gran tradición de Occidente no prueba otra cosa, a nuestro juicio, que la degeneración última de un largo período de pobreza intelectual. Sin vanguardias teórica y prácticamente asumidas en sus datos más profundos, cierta reedición del llamado realismo este equívoco realismo español ha venido ocupando la mayor parte de nuestro panorama lírico, pero no, paradójicamente, en virtud de una creación lírica o de un sistema teórico o crítico en verdad potentes, sino todo lo contrario: apoyado en los convencionalismos, en argumentos sobre la normalidad psicológica del individuo y en vagas ideas de recuperación del lector perdido, cuya complicidad como la que busca la literatura prefabricada de las novelas comerciales se persigue denodadamente. Sobra decir que si algo tienen en común los poetas aquí antologados es el hecho de considerarse herederos de los lenguajes de la modernidad, así como partícipes de un diálogo fértil con ciertas voces poéticas más o menos excéntricas posteriores a la Guerra Civil. Estos jóvenes autores saben que los múltiples y enriquecedores lenguajes de las vanguardias no son ni deshumanizados ni fantasiosos, todo lo contrario. Propugnan una nueva humanización, puesto que hablan de la despragmatizaciónmatización del espíritu y del lenguaje. son, en rigor, más realistas que los sedicentes realistas porque intentan hacer que el hombre pueble su imaginación con un deseo verdaderamente social y porque, con Lautréamont, creen que la gran poesía deberá ser hecha por todos.