La formación del Imperio otomano y las campañas de expansión que emprendieron los sultanes que lo gobernaron son algunos de los capítulos que iluminan un interesantísimo periodo de la historia turca. Bajo el mismo dominio, convivieron pueblos de diferentes religiones, lenguas y culturas. En algunas ocasiones, lo hicieron pacíficamente y en otras, chocando en conflictos cuyas repercusiones han llegado a nuestros días, como los que influyeron en el reparto de Europa central o los que marcaron la escisión entre sunníes y chiíes en el seno mismo del islam. Colin Imber adentra al lector en distintas esferas, como son la casa, el palacio, el ejército o las provincias sometidas, descubriéndole así aquellas estructuras de poder que contribuyeron a la longevidad de un imperio que conoció el esplendor y se caracterizó por su amplitud y diversidad. Imber utiliza fuentes antiguas y el resultado de investigaciones más recientes, para estudiar ese complejo estado desde su fundación hasta la mitad del siglo XVII y mostrar cómo funcionaba en la práctica.