De pequeño, yo era ese crío que prefiere un libro a cualquier juguete y que ama con locura a su perro. Cuando llegó la adolescencia, esta resultó bastante más solitaria de lo que deseaba. Seguramente, eso me hizo más quebradizo e ingenuo, pero también contribuyó a que pronto imaginara otras vidas. Aunque todavía tardé un poquito, acabé por escribirlas. Con el tiempo me he atrevido a compartir esas historias, y mi mayor ilusión es que te emociones leyéndolas. En estas páginas encontrarás una de ellas, que contiene mucha ficción, pero también mucha verdad.