¿Qué es el duende? Los artistas flamencos responden a esta pregunta una y otra vez, prácticamente en cada entrevista. García Lorca trató de responderla en 1933 y, si bien es cierto que Manuel Torres o la Niña de los Peines tienen mucho que decir al respecto, el duende no es únicamente flamenco. La música, la danza y la poesía hablada son sus ámbitos predilectos, pero «todas las artes, y aun los países, tienen capacidad de duende». Es tan distinto de la musa como del ángel, e interpela tanto al creador como al intérprete. Junto a «Juego y teoría del duende», completan este volumen «Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre» y «Canciones de cuna españolas», dos textos debidos al interés de García Lorca por la música y el folklore.
Federico García Lorca hijo de un rico propietario y de una maestra, vivió una infancia rural a la que sumó una completa formación. Se trasladó a Madrid, donde se alojó en la Residencia de Estudiantes y conoció a sus compañeros de generación y a muchas figuras del panorama artístico. En este ambiente conoce las Vanguardias, pero su personal sensibilidad sobrepasa las modas y triunfa definitivamente con su emblemático Romancero gitano. Tras vivir una enriquecedora temporada en Cuba y Nueva York (el impacto de esta ciudad da lugar a Poeta en Nueva York), vuelve a España. Durante la República, dirige la compañía La Barraca, grupo teatral universitario con el que llevó el teatro clásico por todos los rincones de España. En 1933 visita Buenos Aires, donde sus dramas obtienen gran éxito. De regreso, Lorca, que es ya poeta de éxito, manifiesta públicamente sus ideas de izquierdas; este hecho lo pone en el punto de mira de los nacionales que lo asesinan nada más estallar la guerra civil, dos meses después de terminar La casa de Bernarda Alba. Otras obras destacadas del autor son Poema del cante jondo, La zapatera prodigiosa, Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, Mariana Pineda y El público, todas ellas publicadas en Austral.