RAMOS GASCÓN, FRANCISCO JAVIER
José Antonio Primo de Rivera, -José Antonio para sus amigos, sus enemigos y hasta para los indiferentes- fue sin duda una figura carismática. Varias son las razones para que lo fuera. Creo que hay dos que predominan. Por una parte, su idealismo, rasgo indiscutible para quien observe su actuación en el mundo de la política. Por otra, el hecho de que su incursión en el mismo le ocasionó la muerte en plena juventud, a la edad de 33 años, el 20 de noviembre de 1936. El trabajo que me propongo llevar a cabo intenta no ser una biografía más, sino ante todo un análisis y una descripción de los rasgos básicos de su personalidad.
José Antonio fue una persona culta. Redactaba muy bien, como se puede apreciar en los textos de las cartas que escribió a distintas personas ?familiares y amigos- el 19 de noviembre de 1936, víspera de su fusilamiento, una vez que supo la sentencia de condena a muerte dictada por el llamado "Tribunal Popular" que le tocó en desgracia.
José Antonio no fue una persona agresiva. Según quienes le trataron, más bien propendía, a la ironía y a lo que él mismo llamaba "la cólera bíblica". No obstante, era de complexión fuerte y había practicado deporte. También era valeroso. Así pues no es de extrañar que en más de una ocasión hiciera uso de ambas condiciones y no se dejase atropellar, lo cual no supone que tuviera un carácter pendenciero. Incluso cuando lideraba un movimiento político cuyos miembros llegaron a pagar con su vida, tardó en reaccionar pagando a sus adversarios con la misma moneda, lo que fue objeto de reproches e incluso de comentarios un tanto satíricos en la prensa.
Es incuestionable su patriotismo. Me referiré ante todo a su concepción de lo que debía ser España, su Patria, que se hace patente en sus escritos o en sus discursos.
En las páginas que preceden he intentado hacer un esbozo -forzosamente muy sintético- de la personalidad de José Antonio, que procede intentar analizarla a través de una exposición del eco que dejó para la posteridad. Ese análisis requiere considerar también otro rasgo de la personalidad de José Antonio, que es el de su catolicismo. Son numerosas las referencias a ello en sus escritos y discursos. Su ideología y su programa tenían un fuerte componente católico, aunque fuese partidario de la separación de la Iglesia y el Estado.
Licenciado en Derecho y Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Madrid. Intendente Mercantil por la Escuela Central Superior de Comercio de Madrid. Auditor-Censor Jurado de Cuentas (no ejerciente). Es Académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Es miembro del Instituto de Analistas Financieros. Perteneció desde 1957 al Cuerpo de Intendentes de Hacienda, en el que ingresó por oposición. En el Ministerio de Hacienda desempeñó, entre otros, los cargos de Vicesecretario General Técnico y de Director General de Política Financiera. En el ejercicio de esos cargos fue representante de España en el Fondo Monetario Internacional, en los Comités de Política Económica y Mercados de Capitales de la OCDE y en la Comisión Negociadora del Acuerdo Comercial Preferencial con la Comunidad Económica Europea de 1970. En 1973 ingresó por oposición como Agente de Cambio y Bolsa del Ilustre Colegio de Madrid y fue elegido sucesivamente Secretario, Vicepresidente y Síndico-Presidente de la Bolsa. Fue miembro de la Federación Internacional de Bolsas, del Comité de Bolsas de la CEE y de la Federación Iberoamericana de Bolsas. Después de la entrada en vigor de la Ley de Reforma del Mercado de Valores, se incorporó en 1995 al Colegio de Corredores Colegiados de Comercio de Madrid y en 2000 al Ilustre Colegio Notarial de Madrid. Ejerció como Notario hasta agosto de 2006. En la actualidad es Presidente del Instituto de Estudios Bursátiles (I.E.B.), Consejero de la Bolsa de Madrid, y miembro del Patronato de la Federación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). Está en posesión de la Gran Cruz del Mérito Civil.