ALLSBURG, CHRIS VAN
No puedo pagarle con dinero dijo la mujer, pero tengo algo mucho mejor. Sacó un par de higos de su bolsillo y se los tendió a Bibot, el dentista. ¿Higos? dijo él, enfadado. Estos higos son muy especiales susurró la mujer. Pueden hacer que sus sueños se hagan realidad. A la mañana siguiente, mientras caminaba por la acera, Bibot notó que la gente se le quedaba mirando. Admiran mi traje, pensó. Pero cuando se vio reflejado en el ventanal de un café, se detuvo horrorizado. Sólo tenía puesta la ropa interior.