Los recuerdos son más fructíferos cuando desvelan aquello que ha permanecido oculto. De Manuel Mantero (Sevilla, 1930) el lector conocerá su activa faceta poética, su condición de profesor y historiador de la literatura e incluso su exilio en Estados Unidos. Muchos han logrado revisitar su obra en una reciente y magna edición de su versos completos. Pero la relación del autor con la ciudad que le vio nacer, SeviIla, y los que el autor denomina años españoles , son capítulo aparte. Había una ventana de colores. Memorias y desmemorias es un fragmento de la memoria de este gran poeta, es un profundo anotar de sus primeros pasos en el mundo de la cultura española que ahonda en las claves biográficas de su posible adscripción al heterogéneo grupo poético del 50 , su apasionada defensa de la poética andaluza en las cortes editoriales de Madrid o su labor como docente y crítico. Paralelamente ofrece todas las claves de su transcurso vital más íntimo a través de una visión de Sevilla, la ciudad a la que nunca ha dejado de pertenecer, y de su campo aijarafeño con centro en Sanlúcar la Mayor. Sevilla puede resultar fatal para el escritor. Esta ciudad produce a veces exilios interiores, a veces exteriores, pero, por lo general, define su relación con muchos autores convirtiéndolo en auténticos trasplantados , que Ilevan una ciudad allí donde se desplazan para pensarla y recrearla y mantienen viva cantilena melancólica que definíó otro exiliado sevillano con la retranca de este verso: Quisiera huir para gozarte una hora . Entre la memoria y la desmemoria, en una clave que, al igual que su poesía, se caracteriza por la conjugación de tonos realistas e imaginativos, Mantero rememora una ventana de colores qve es compendio de sensaciones ante el vértigo que produce el ejercicio del recuerdo. Entre verso y verso, entre clase y clase, Manuel Mantero hace un hueco para la memoria directa de sus primeras vivencias en su tierra sevillana y el periodo de su ingreso en la nómina de la cultura española.