El sector inmobiliario tiene unas reglas que aseguran la satisfacción de todos los agentes que intervienen en los diferentes eslabones de la cadena de valor del negocio inmobiliario. La optimización de la compra y venta de suelo, la rentabilización de las labores del urbanizador, la rentabilidad desde el punto de vista dinámico del promotor y del constructor, la maximización de beneficios del agente comercializador y, por supuesto, la satisfacción del comprador pueden alcanzarse de manera conjunta si se siguen unas normas de comportamiento por parte de los promotores inmobiliarios.