Vivimos en la era de la velocidad. El mundo que nos rodea se mueve con más rapidez de lo que jamás lo había hecho. Nos esforzamos por ser más eficientes, por hacer más cosas por minuto, por hora, cada día. Desde que la revolución industrial hizo avanzar al mundo, el culto a la velocidad nos ha empujado hasta el punto de ruptura. Vivimos al borde de la extenuación, y tanto el cuerpo como la mente nos recuerdan constantemente que el ritmo de la vida gira vertiginoso, descontrolado. Esta obra rastrea la historia de nuestra relación cada vez más dependiente del tiempo, y aborda las consecuencias y la dificultad de vivir en esta cultura acelerada que hemos creado. No espere el lector encontrar en estas páginas Ilamadas al estilo de los luditas (aquellos trabajadores del siglo XIX que se organizaban para destruir las máquinas), incitaciones a destruir la tecnología y a buscar una utopía preindustrial. Ésta es una revolución moderna, apoyada por amantes de la cordura que usan teléfonos móviles y el correo electrónico. La filosofía de la lentitud puede resumirse en una sola palabra: equilibrio. Las personas descubren energía y eficiencia allí donde quizá menos la había esperado: en el hecho de hacer las cosas más despacio. Elogio de la lentitud es la primera mirada de gran alcance a los movimientos defensores de la lentitud que se abren paso en oficinas, fábricas, barrios, cocinas, hospitales, salas de concierto, dormitorios, gimnasios y escuelas. Este animoso manifiesto, definidor de un movimiento cuyo momento por fin ha Ilegado, le hará replantearse su relación con el tiempo. El precio que pagamos por someternos al tiempo, a las urgencias, es muy alto.
Carl Honoré (Escocia, 1967) es periodista y licenciado en historia y lengua italiana por la
Universidad de Edimburgo. Ha colaborado en publicaciones tanto americanas como europeas, entre las cuales cabe destacar
Economist, Observer, Globe, el Miami Herald o el Time Magazine