La vida que debieron sobrellevar las últimas princesas incas es una real muestra del genocidio del siglo XVI llevado a cabo por la conquista española en América. A menudo abandonadas junto con sus hijos mestizos tras ser violadas por españoles, el destino de estas mujeres resultó, en verdad, trágico. Quispe Sisa, a los doce años, fue entregada por su hermano Atahualpa como obsequio al conquistador Francisco Pizarro. No corrieron mejor suerte las otras princesas, los descendientes y parientes de la familia real, ni tampoco los vasallos andinos. Recurriendo a un material en su mayor parte inédito, el autor reconstruye magistralmente el recorrido de estas mujeres y su asimilación a la vida colonial española, a través de conmovedores relatos