En el verano de 1990 el Ayuntamiennto de Madrid anunció la expropiación de Cerro Belmonte, un barrio de infraviviendas levantado en los años sesenta por inmigrantes de la España rural. Tras el intento de los vecinos de llegar a un acuerdo, el desdén de las autoridades municipales les llevó a pedir asilo político a Cuba —inmersa en una batalla diplomática de la crisis de las embajadas— y convocar un referéndum para declarar estado independiente el Reino de Belmonte. Dentro de un mundo sin móviles ni redes sociales, se vieron obligados a competir por su visibilidad con la invasión de Kuwait, que desembocó en la primera Guerra del Golfo, y los crímenes de Puerto Urraco. Fidel Castro se convirtió en su principal alido mediático, abriéndoles las puertas de la isla y dedicándoles parte de uno de sus largos discursos. Una gesta vecinal en un país seducido por las «Chicas Chin-chin» de Tele 5, que se preparaba para las Olimpiada de Sevilla, la Expo de Barcelona y
confiaba sus ahorros al Forum Filatélico.
Nacido en Madrid en 1960, es licenciado en Geografía e Historia, especialidad de Historia Antigua y Medieval. Es autor de tres novelas: El olor de las especias (2002), Ladrones de tinta (2004), ganadora del I Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y del I Premio Espartaco a la mejor novela histórica editada en español, concedido por la Asociación Semana Negra, y El gabinete de las maravillas (2006), que volvió a obtener el Premio Espartaco en el año 2007. En el año 2005 publicó Las flores de otoño, colección de artículos que componen una guía de lectura de varias obras del Siglo de Oro.