Cuando el oso despertó al llegar la primavera, descubrió que se encontraba debajo de una enorme fábrica. Pero al salir de su osera todos le decían que no era un oso, sino un hombre tonto, sin afeitar y con un abrigo de piel.
Vista previa: EL OSO QUE NO LO ERA. EL OSO QUE NO LO ERA
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