COLFER, EOIN
Fletcher Moon tiene 12 años y en sus ratos libres se dedica a hacer de detective privado. Un día, April, una de las chicas más populares de su clase, le cuenta que le han robado el cabello de una famosa que ella compró por Internet. April dice estar segura de que se lo ha robado Red, el hermano de Herod Sharkey, y le pide a Fletcher que se encargue de la investigación. Los Sharkey son conocidos por sus antecedentes delictivos y además este es sólo uno de los múltiples robos que ha habido en todo el año en la localidad de Lock. Aquella noche cuando Fletcher está a punto de irse a la cama, oye un ruido entre los arbustos de su jardín y sale a ver de qué se trata. Entonces, alguien a quien él no identifica lo ataca con un bate y le rompe la nariz. Cuando se recupera del shock, Fletcher ve que le han dejado una marca que pone RED y decide ir a casa de May, una de sus compañeras de su clase, para que le preste su cámara digital, con la que podrá hacerse una foto para tener pruebas de la paliza que le han propinado y de la extraña marca que le han dejado. Al acercarse allí, ve que hay un incendio y justo en aquel momento llega la policía y lo detiene, acusándole de haber sido el causante. Al cabo de unas horas, Red Sharkey acude a verlo a la comisaría y le promete que si le ayuda a demostrar que él no ha robado el cabello de April, él lo ayudará a huir. Fletcher acepta y los dos logran escaparse y se dirigen a casa de Red, donde empieza la investigación
Eoin Colfer (Wexford, Irlanda, 1965) ha escrito la serie de novelas de Artemis Fowl, que figuran en las listas de los libros más vendidos en todo el mundo, y han sido traducidas a cuarenta lenguas -casi todas habladas por seres humanos-, y The Wish List y The Supernaturalist and Half Moon Investigations, que ha dado lugar a una popular serie de la BBC. Se ha hecho acreedor a numerosos premios, como el Libro Infantil del Año en Gran Bretaña y en Alemania. Y una cosa más... es el primer libro de Eoin Colfer para adultos. Y ha descubierto que es una experiencia muy parecida a escribir para niños y adolescentes... sólo que casi no se usan frases como «¡Yo no tengo la culpa!» y «¡No me entendéis, nadie me entiende!».