Las dos piezas que se ofrecen en este volumen constituyen la muestra más acabada del arte de Francisco de Rojas Zorrilla. Representan dos universos cómicos paralelos y contrastados en que el poeta juega con las convenciones pundonorosas del teatro áureo (Donde hay agravios no hay celos) y con el envés cínico y desenfadado de las mismas (Abrir el ojo).