IBARRA TELENTI, LAURA / LOPEZ DE LOS MONTEROS GINER, AZAHAR (Ilustración)
Eligió vivir en el campo, abrir la ventana al amanecer y escuchar. iene el oído bien educado, y la vista y la intuición entrenadas en reivindicar respeto por el medio rural y por la Naturaleza. Generosa comparte sus lecturas y las ilusiones que cada día le mueven a tocar la tierra y las sorpresas que cosecha. A veces duda, no recuerda si algo lo pensó, si lo escuchó de los árboles, o si fue el leve susurro de una hierba silvestre que, como ella, encontró un lugar en la huerta y lo agradece. Es sencilla y le gusta caminar, por eso su escritura parece brotarle espontánea, de la nieve madura que fluye hasta su corazón de campesina.
Laura Ibarra Telenti (Oviedo 1974) recuerda con gratitud una excelente escuela pública y las clases de inglés, francés y violonchelo desde muy niña. Luego se inició en dibujo y pintura, y de ahí a la Facultad de Arquitectura, en Pamplona, donde arribó con 18 años en un momento de hervor social. Llegó hasta 5º de Arquitectura, pero para entonces se había apasionado por la arquitectura sostenible, la bioconstrucción y por ahí no le dejaron salida. Entonces se fue literalmente al monte, al Pirineo navarro, a convivir con otros jóvenes que también tenían inquietudes por la defensa del territorio, de Itoiz, contra el TAV Durante un año aprendió a cultivar con el pionero Javier Aldaia, en su emblemática Huerta de Aranzadi. Hace ya dieciséis años que consiguió establecerse en Lena, en Asturias, donde comparte el cuidado de sus dos hijos y trabaja con pasión como agricultora ecológica y en la recuperación del medio rural.