FERNÁNDEZ ALONSO DE ARMIÑO, MAURO / VERNE, JULIO
Verne, educado en el positivismo, era un firme defensor de las infinitas posibilidades que la ciencia ofrecía al nuevo hombre hijo del Romanticismo. El novelista abre unas perspectivas más vastas para la mente humana: desde el profundo abismo de los mares a los remotos árticos, desde los territorios insospechados de un viaje al centro de la Tierra al espacio inmenso que tiene en la Luna un foco de atracción para el hombre. El viaje interplanetario, tan viejo como el mundo en el imaginario colectivo de los hombres, había estado en boga durante la Ilustración. Verne tenía evidentes antecedentes literarios en los Viajes de Gulliver de Swift, en algunos cuentos de Voltaire, en Dumas o en Poe, pero lo que a Verne lo obliga a idear esta excursión a la Luna es su decisión de arrastrar al lector a un viaje de ensueño donde se mezclen los elementos simbólicos con los saberes enciclopédicos, apoyándose todo el conjunto narrativo en una realidad científica, si no real, al menos verosímil.