SASTRE, ALFONSO
Desde nuestras tribunas de opinión, ha sido habitual medir la realidad política cubana con el patrón que más hemos dado en considerar de nuestra propiedad: las ideas de democracia , de división de poderes o de Estado de derecho . Ahora bien, Cuba podría ser también una buena v ara con la que medir los contornos de nuestros mitos, nuestras ilusiones v nuestras mentiras. Hubo un tiempo en que se decía que Cuba era el laboratorio para las esperanzas de América Latina. Se invirtieron no pocos esfuerzos en desmantelar ese laboratorio y muchos más en frustrar esas esperanzas. Pero los avatares de la Historia no pueden restar ni un ápice de razón a lo que allí se estaba experimentando: el intento, en realidad genuinamente ilustrado, de constituir una ciudad política que dependiera por entero de sus buenas y de sus malas leyes En este v en otros muchos sentidos, Cuba es, todavía hoy, lo que nosotros decimos ser: una sociedad en la que la instancia política, la argumentación v el diálogo tienen en sus manos los destinos de su ciudadanía. Frente a ello, nuestra realidad parlamentaria, secuestrada por las leyes del capitalismo y la voluntad de sus gestores, atiborrada de propaganda, viciada de evidencias prefabricadas, vendida a intereses en lugar de comprometida con argumentos, ofrece el espectáculo de un juego degradante y vacío, tal y como si la humanidad no hubiera abandonado la minoría de edad preilustrada más que para empeñarse en desembocar en un estado de subdesarrollo intelectual y de infantilismo político y moral.
Nacido en Madrid en 1926, estudió Filosofía en Madrid, donde había vivido durante toda la guerra civil. En 1946 creó con otros compañeros de estudios el grupo de teatro de vanguardia ?Arte Nuevo?, que introdujo en los escenarios de Madrid una noción de teatro narrativo ?con inquietudes simbólicas y metafísicas?, inspirado en las experiencias del dramaturgo norteamericano Thornton Wilder. Ya en 1950 comprometió su trabajo en la lucha contra la dictadura franquista, intentando crear un Teatro de Agitación Social, y en 1961 participó activamente en los trabajos del Grupo de Teatro Realista, en el que estrenó su pieza ?En la red?, sobra la clandestinidad y contra la tortura policíaca. Es autor de setenta y siete dramas, muchos de ellos nunca representados, y de varias obras narrativas y poéticas, de las cuales ha aparecido recientemente una edición completa bajo el título Obra lírica y doméstica. Entre sus libros teóricos, el último de los cuales es éste, son de destacar sus grandes obras El drama y sus lenguajes, Ensayo general sobre lo cómico, Crítica de la imaginación pura, práctica y dialéctica, La batalla de los intelectuales y Manifiesto contra el pensamiento débil, todas ellas editadas en esta Casa.