La educación transformadora debería dedicar una particularísima atención a apoyar y facilitar la autoconstrucción de otro tipo de pequeños grupos (tanto de intimidad como de proximidad). E, inserto en ese mismo proceso [
] apoyar la autoconstrucción de otro tipo de personas.
Este cuarto libro de la colección explora el autoconocimiento y la autoconstrucción, tanto individual como colectiva, en sus tres aspectos básicos: el aprendizaje emocional constante, la comunicación no violenta y la gestión positiva y transformadora de todos los tipos de conflictos. Todo ello incluye un acercamiento a distintos tipos de diálogo, de comprensión, de escucha y de comunicación emocional desde la sinceridad y el respeto que a veces quedan opacados por los valores de la sociedad en la que vivimos. Precisamente por esta dificultad que suponen, Ricardo Sosa presenta estos procesos de la mano de las figuras de aquellas personas mediadoras que pueden intervenir en ellos para ayudar (y se recomienda que así sea, siempre con una formación y experiencia previas en la materia) y su forma de conducirlos, junto a las participantes de los mismos, en un trabajo ético, intelectual, implicativo y problematizador que no pierda de vista la no violencia y la participación transformadora.
Nacido en Salvatierra de los Barros (Badajoz) en 1945, ha sido profesor de Geografía e Historia en diversos centros educativos (catedrático de Secundaria desde el año 76 hasta su jubilación) y es autor de diversas publicaciones sobre geografía e historia de Extremadura y, en trabajos colectivos, sobre renovación pedagógica, transición política, educación en valores, conflictos interculturales, feminismo… Sobre todos estos temas ha realizado numerosas formaciones. Se considera profundamente influido por el Mayo del 68 y, más recientemente, por el 15M de 2011. También por su participación en los Movimientos de Renovación Pedagógica (1979-93) y, muy especialmente, en las Asambleas de noviolencia (1984-90). Lleva implicado en el Colectivo Cala desde las actividades previas a su creación hasta la actualidad. El Cala es sin duda el grupo con el que más se ha identificado y se identifica, con cuya actividad más aprende y al que más admira y quiere. Ha tenido y tiene una activa participación política, desde un inicial y confuso anarquismo cristiano, pasando por una larga etapa marxista e, incluso, leninista, hasta un retorno hacia opciones libertarias cada vez más personales, sentidas y vividas. Su implicación social se ha centrado especialmente en los movimientos pacifistas y antimilitaristas y en el movimiento ecologista.