SANZ, ATANE
Eraun imán para los problemas, y las mujeres se sentían atraídas hacia él comopolillas a la luz. Aprendiódesde muy joven a canalizar su furia interior, y la dominación sexual leproporcionaba la estabilidad emocional que necesitaba. Era como un don, o unamaldición, pero las mujeres se quedabanprendidas en su mirada plateada, en su voz susurrante, hasta que solo sentíanun deseo incontrolable por él, una necesidad para ellas.