¿Qué ha pasado con nuestras ciudades (y cómo podemos recuperarlas)? Cada vez más gente siente que su ciudad se ha vuelto un territorio hostil. Casas que no hay manera de habitar, precios que no es posible pagar, espacios que ya no se pueden compartir, incluso conversaciones que ya no somos capaces de mantener. Las ciudades están dejando de ser comunidades de encuentro entre distintos para convertirse en productos. Las administraciones, obsesionadas por el éxito internacional, diseñan estrategias y marcas para atraer turistas e inversores y se olvidan de mejorar el día a día de los vecinos, fomentar un desarrollo económico más justo y facilitar una cultura accesible. La vida urbana se ve afectada, además, por el desdoblamiento de la realidad entre lo digital y lo físico, la polarización, la soledad y el envejecimiento de la población y la crisis medioambiental. Antes todo esto era ciudad es un análisis crítico de los procesos que están llevando nuestras urbes a avanzar por esta deriva. Pero es algo más, quizá mucho más: un libro inconformista, valiente y hasta rebelde que propone ideas y acciones capaces de transformar y mejorar los lugares que habitamos. En un momento en que el mundo parece inmerso en un temporal autoritario, nacionalista e individualista, este ensayo defiende la necesidad de luchar con firmeza y esperanza en defensa de esa forma de encontrarnos y relacionarnos que llamamos «ciudad».
Pedro Bravo ha sido guionista, crítico de música y traficante de titulares. Como periodista, su mayor logro ha sido conseguir cobrar de cuatro diarios nacionales sin convertirse a ninguna de sus religiones. También ha trabajado en unas cuantas revistas, masculinas, femeninas e incluso sin género, y ha escrito chistes no muy buenos para programas de tele que no estaban mal. Estuvo al frente de un sello discográfico y militó en una banda de punk electrónico.Actualmente, sigue ejerciendo el periodismo allí donde aún existe, ofrece contenidos de nivel a todo tipo de organizaciones y codirige un festival de electrónica audiovisual. Todo ello mientras la autoridad lo siga permitiendo. Por cierto, no le gusta la autoridad y cree que el sentimiento es mutuo.