Cuando el joven Abderramán III subió al trono, alAndalus era un territorio minado por las disensiones internas, empobrecido e inestable. A su muerte, el esplendor de Córdoba eclipsaba al de la misma Bizancio, y Madinat alZahrá o Medina Azara la ciudadpalacio que el califa hizo construir como homenaje a la más amada de sus concubinas, Azahra era un símbolo para todo el mundo conocido de la fuerza política y la riqueza cultural de la España musulmana. Pero para saborear estos triunfos, el monarca tuvo que renunciar, con frecuencia, a los deseos de su corazón. Magdalena Lasala, especialista en la edad dorada de alAndalus, recrea de forma magistral la biografía de Abderramán III, el gran califa andalusí cuya existencia, en gran parte, estuvo protagonizada por la apasionada historia de amor que aún sigue escrita en las piedras de Madinat alZahrá.