La historia del Cine Británico es realmente singular si la comparamos a otras cinematografías europeas. Tanto Italia como Francia o Alemania, desarrollaron de inmediato una sólida industria que rápidamente propició el nacimiento de grandes autores durante todo el periodo del cine mudo. Pero el caso de Gran Bretaña es muy diferente ya que tras unos interesantes comienzos en donde destacaron pioneros de talento como Robert W. Paul, Birt Acres, G. Albert Smith, James A. Williamson o James Bamforth, cuyos trabajos experimentaban activamente con la narrativa, entró en los años veinte en una etapa de conformismo industrial que dejaba de lado la creación artística. Se rodaban películas al gusto de la época con una rutina narrativa que poco a poco dejó de interesar a su propio público, el cual comenzó a decantarse por el cine norteamericano que desde un principio colonizó la industria del cine británico. Fue al final de la década cuando surgió la figura de un director que habría de convertirse en uno de los grandes genios del séptimo arte y cuyo nombre era Alfred Hitchcock. Su novedoso puesta en escena consig