Invitación al camino
I ESTACIÓN. Última cena
II ESTACIÓN. La oración de la unidad
III ESTACIÓN. La oscuridad de Getsemaní
IV ESTACIÓN. El fracaso de los discípulos
V ESTACIÓN. El juicio en el sanedrín
VI ESTACIÓN. El juicio de Pilatos
VII ESTACIÓN. Descenso al infierno de la violencia
VIII ESTACIÓN. Las mujeres en el viacrucis
IX ESTACIÓN. Jesús es contado entre los malhechores
X ESTACIÓN. El infierno del abandono
XI ESTACIÓN. María a los pies de Jesús
XII ESTACIÓN. La entrega del Espíritu
XIII ESTACIÓN. Del abrazo de la madre al abrazo de la tierra
XIV ESTACIÓN. Las heridas transfiguradas
Oración final
En esta oración, Tomá# Halík intenta recoger toda la experiencia vivida por la Iglesia durante el período de persecución bajo el régimen comunista. El viacrucis era un importante apoyo en el camino cristiano; se recitaba escondido en los bosques que rodean Praga, uniéndose así a los sufrimientos de todos los cristianos del mundo. Es precisamente a ellos, a tantos cristianos que aún hoy son perseguidos de manera injusta, a los que Tomá# Halík dedica el texto de este viacrucis.
Catedrático de la Facultad de Letras de la Universidad Carolina de Praga, es filósofo, sociólogo y teólogo católico. Natural de Checoslovaquia, Halík fue expulsado de la enseñanza universitaria durante el período comunista. Tras la caída del comunismo, sirvió como consejero del presidente checo Václav Havel y como secretario general de la Conferencia Episcopal Checa. En 1992, Juan Pablo II lo nombró consejero del Pontificio Consejo para el Diálogo con los No Creyentes y, en 2009, Benedicto XVI le concedió el título de "monseñor". En 2014, recibió el Premio Templeton por sus excepcionales contribuciones para el desarrollo de la dimensión espiritual de la vida.